No diré parece que fue ayer porque no es cierto, tampoco diré que qué rápido pasa la vida, sí diré que el tiempo tiene un comportamiento extraño, o nosotros con él. Deseamos que pase, desechamos el presente por objetivos futuros, pensamos en como serán los días en que algo ocurra pero cuando esto llega echamos la vista atrás con nostalgia, apreciando más que nunca los momentos que algún día parecieron insulsos o sin significado, incluso los malos momentos.
Aeronáutico, por fin. Muchas cosas se me pasan por la cabeza que os contaré más adelante pero antes deciros que tengo una alegría en el cuerpo estos días y un no se qué bastante extraño, lo definiría como una liberación instantánea de cosas retenidas durante años (debe ser por eso mi tendencia a vociferar últimamente) mezclada con una sensación de qué guai que soy en toda regla, dejadme hacerlo por un tiempo.
Muchos ingenieros técnicos aeronáuticos que he tenido la oportunidad de conocer estos años me dijeron que se fueron de la escuela dando cortes de mangas y no volvieron jamás, yo no llegaré a tanto, mas bien lo que me apetece es irme mirando atrás y pensando: “Ahí os quedáis, ya no me pateáis más vosotros”. De todas formas el trato definámoslo de poco cariñoso de los profesores conforme pasa el tiempo parece cada vez mas tibio e incluso a estas alturas provoca risas (claro que en su momento risas les provocó a ellos).
Pese a ello, es innegable que esta escuela me ha hecho ser como soy, en muchos sentidos, muy diferente a aquel chico de provincias asustado que entro por aquella puerta hace ya casi cuatro años, tan diferente que al verlo entrar con el sobre de matricula debajo del brazo y mirándolo todo con cara de impresión me parece otra persona.
Ese chico se imaginaba que al terminar la carrera sería completamente diferente, no se equivocó, pero la imagen que de mí tenía es muy diferente a la realidad, no me siento adulto, no me voy a poner a trabajar todavía y ni siquiera me ha salido una barba decente…
Qué decir de cuatros años tan completos, felicidad, tristeza, amor, soledad, juergas, épocas de estudio intensivo, amigos, creo que ningún enemigo, responsabilidades, locuras… todo girando en torno a una carrera que ahora se acaba, como mis padres me enseñaron a dar las gracias ahí empiezo, los profesores.
- Señor Castaño: por enseñarme que un avión puede aplaudir y por tus ánimos con la máquina de picar carne.
- José Palacín: por mostrarme que el hierro moja el agua y cuales son los modales de una señorita.
- Emilia Palma: por tu “I love marathon” y tu Kerr que tanto nos hizo reír.
- J. Barbas: por explicarme lo primero que realmente entendí de la carrera, en el segundo cuatrimestre.
- Dictinia: como olvidar tu suspenso con 4.85 con dos puntos por no escribir que una función era par.
- Alcázar: por ser el profesor de la Matrícula de Honor que mejor me supo.
- Vitorino: por enseñarme lo que es una involución política y por dar clase de Dibujo Lineal sin escribir una sola línea en la pizarra “por no meter ruido en el circuito”.
- Rodolfo: por imitar el sonido del flujo de aire como nadie.
- M.A. Sanz: por no pegarme con su vara ni lanzarme ninguna silla y además ser tan buen profesor.
-A la cátedra de organización industrial: por ser la más desorganizada de la escuela y por tener el honor de tener el peor profesor que me ha tocado nunca.
- Chelo: por ser el alma máter de la especialidad y hacernos sentir orgullosos de ser materialistas, porque somos de materiales.
Si falta alguien, pues lo siento, pero tampoco es cuestión de aburrir al personal.
Y bueno, ¿Qué queda de importante? ¿Qué echaré de menos en esta escuela? ¿Sus madrugones? ¿Sus profesores? ¿Sus libros? ¿Su cafetería (incluyendo al hombre sudoroso que hace los bocadillos)? ¿Sus ascensores averiados? ¿Sus exámenes? No, lo único que echaré en falta sois vosotros, mis compañeros y desde hace mucho amigos:
- Sandra: por darnos de comer, por tu ilusión, por tu alegría y por tu ayuda en los momentos malos. Por tu sonrisa todas las mañanas que espero seguir viendo (un poco mas a mediodía a ser posible). Gracias.
- Jorge: por esas risas que siempre nos hemos echado a costa de “las dos petardas” y por mostrarme la realidad de las cosas. Eres el jujas que mas aprecio. Gracias.
- Víctor: por tu ayuda sin reparos desde que te conocí hasta el final. Por enseñarme que la simulación aérea no es un juego, por tu generosidad, gracias. Espero devolverte algún día los miles de favores que te debo.
- Alfonso: por las risas entre clase y clase, y dentro de ella también, por tu seriedad a la hora de ponerse a currar (véanse nuestras grandes prácticas), un lujo haber trabajado contigo. Gracias.
- Catalina: por esas horas muertas por la tarde, por tu buen humor, por no parar de hablar y por ser como eres, que fácil y agradable es todo cuando andas cerca. Gracias.
- Ferrán: porque los locos por los aviones y por el rugby también pueden ser muy buena gente, por tu alegría en todo momento. Gracias.
- Y para el final, mi cansina, Marina:
hemos compartido Colegio, estudios, amigos y todo tipo de momentos, buenos, malos e indefinibles. Tantas victorias y derrotas hemos vivido juntos que seguir el camino sin ti me pone triste, se acabaron los cánceres y subir y bajar de tu habitación a la mía, se acabó hacer planes entre página y página en la biblioteca, se acabaron cosas que sin ti nunca hubiera recordado con tanto cariño, se acabaron muchas cosas, pero queda algo mucho más importante, una amistad tan fuerte que, pese a que nuestros caminos nos lleven muy lejos, me acompañará siempre. Que nuestro andar se haya cruzado, y de qué manera, todo este tiempo, cosas como esa le dan sentido a la vida. Gracias.
Y no por no estar conmigo en la EUITA son menos importantes el resto, pero he aquí un agradecimiento más bien de gremio, no olvido a mi madre, mi padre y mi hermana que me dejaron marchar tan generosamente, a mis abuelos, que pese a dejarnos estos años se que siguen estando orgullosos, a mi abuela Matilde que tantas veces me dijo que no me vería ingeniero y ahora lo ve, a mi tía, a mis primas, a David y a todos los que formáis mi familia. A Cristina, a Miguel, a Mery y Rosa, a Óscar, a Marinita, a Jose, a Laura, a Marta y Álvaro, a Alberto y a los que formais mi familia de Madrid, a los que dejé con tanta pena en Albacete, Tzuzo, Ivan, Oli, Carmen, Carlos, Rafa, Agus… a todos mil gracias.
Qué agridulces son todos los finales más estando tan lejos de vosotros, acabar con una frase de una película es siempre un recurso fácil:
- ¿Ya? ¿Ya acabó?
- ¿Qué esperabas? ¿Un desfile? ¿Fuegos artificiales?
- Esperaba haberle encontrado significado.
Yo, por suerte, sí lo he encontrado.
jueves, 5 de julio de 2007
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2 comentarios:
Si que es verdad... has parido un post, y yo he parido un par de lágrimas de felicidad al leerlo, me has emocionado,jodio...
Que decirte que no sepas, porque donde se demuestran las cosas con hechos, las palabras se pueden obviar, porque por mucho que lo intente no te podría explicar igual de bien lo que significas para mí como con un abrazo, o con una mirada, o con un jum de esos que suelto de vez en cuando y que nadie como tú es capaz de entender.
Que mis cuatro años en la escuela no hubieran sio lo mismo sin ti es algo que tengo muy claro, al igual que me doy cuenta de que se acabaron todas las cosas que dices, que este curso me dejas sola ante el peligro, que no vamos a estar el en Cole, que no habrá lanzamiento de zueco por la puerta ni nueve semanas y media ni fiestas en el comedor llenas de confesiones y predicciones que se acaban por cumplir, ni cumpleaños aporreando las puertas y con tanga de regalo, ni noches de charlas interminables, ni palmera de chocolate en las clases de métodos, ni risas por lo bajinis ni pupilas gustativas, ni mas "eso está maaaaal" ni más explicaciones....
Pese a que todo esto aparentemente parece muy triste y depresivo, yo solo pienso en lo mucho que nos ha unido esto, y en que jamás lo olvidaremos, y que como bien dices, una amistad así no es cosa de un dia, ni de formarse, ni de olvidarse tampoco.
Y ahora tengo que ilusionarme con una nueva forma de amistad, con estar juntos en la cafeteria que vamos a compartir, con estar en tu piso cada dos por tres, con invitaciones periódicas al mío, con cosas que hacer, que ver...con todo lo que nos queda todavía por vivir y compartir.
Te quiero mucho Pablito, mucho. Gracias a tí.
Ay...!!!! Que aún lloro... Ay...!!! Os quiero a todos!!! Ay...!!!
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