lunes, 19 de marzo de 2007

La nuit de l’ENSMA

Llegó el momento de convertirse en un estudiante Erasmus propiamente dicho y pegarse la primera fiesta seria. Si no lo hice antes no fue por falta de intención ni de ganas, simplemente fue por la falta de personas (se considera persona a un ser humano que se relaciona con el resto de su especie). Oportunidad perfecta era la nuit de l’ENSMA. Este palabro francés no viene sino a significar la gala de entrega de premios a los diplomados de la escuela, este acto, pasada la entrega de premios, se convierte en una especie de gala-espectáculo seguido de una discoteca (miedo me daba una discoteca de ingenieros) que empezaba a las 8 de la tarde, hora a la cual se van de fiesta las personas (humano que se relaciona, repito) de 13 años y en la cual un español ni se pregunta todavía que es lo que va a cenar. En vista del asunto y gracias a los consejos de mi homólogo el año pasado, Pep, que tuvo el detalle de venir a visitarme el fin de semana pasado decidimos ambos pasar de la gala-espectáculos e irnos a ver el Madrid-Barça.

Después de conocer a muchos franceses y de encontrarnos con unos cuantos latinoamericanos nos encaminamos a uno de los pocos bares que televisaban el evento, un pub irlandés lleno de franceses que miraban el previo del partido con extrañeza y haciendo comentarios llenos de ignorancia y sorpresa (tal y como hacemos Jose y yo cuando vemos la Superbowl). Ver el partido con un culé como lo es Pep (su nombre le delata), una madridista con tendencia al cabreo como es Patricia, con un francés, Guillaume, que habla español mejor que tú y una panda de latinoamericanos de los de "no mames, way" no tiene desperdicio, y si es un partido con seis goles y uno en el descuento la experiencia es claramente irrepetible.

Después del éxtasis culé del 3 a 3 final y de que todos los franceses no hispanohablantes del bar miraran con extrañeza como Pep se regocijaba con vociferios ininteligibles nos encaminamos a la fiesta. En el reloj, las doce de la noche, hora española. Una vez puesto el traje y la corbata entrando en el palacio de congresos de Futuroscope se veía un paisaje bastante animoso. Tanto traje y corbata me recordó a las fiestas del Colegio Mayor, pero como diría Agustín, nada menos lejos de la realidad. Menos el alcoholismo incipiente y las eses ocasionales, el ambiente era bastante diferente, la gente tiene otra forma de comportarse en una fiesta.

Empecemos por la apariencia de la pista de baile, en primer lugar, a lo de pista de baile le viene el nombre por causas que son bastante obvias. En Francia la gente menea el cuerpo más que bailar, entre ellos, muchas mujeres (y no empecéis a pensar cosas raras) con arrítmico movimiento y mirada perdida. Està visto que la técnica discotequera del buitreo (y ya no más la de la cobra y esas cosas) no esta instaurada por aquí ya que estas chicas estaban de muy buen ver (o muy recias en jerga albaceteña) y nadie se les acercaba, cosa que en España es altamente improbable a no ser que te encuentres en Chueca (y no por ello estoy dudando de la masculinidad de los franceses).

A todo esto yo con mi mejor francés (el que se habla cuando llevas una botella de champagne y tu interlocutor también) andaba pinchándole al brasileño para que se le acercara a alguna (la verdad pese a ser muy guapas se les veía bastante necesitadas) pero no coló, la "lastra" (es una mezcla entre lastre y lacra, como ya conocen algunos) del idioma pudo con la situación y no ocurrió nada interesante.

A destacar también, los montañeros. Es al menos impactante encontrarte entre las luces de una discoteca a un hombre con una mochila gigante de la cruz roja y un chaleco reflectante. Esta especie de médicos andaban dando vueltas por ahí con cara de mustios y mirando a la gente tal y como mira un sobrio a una panda de borrachos diciendo tonterías. Menos mal que tenían buen humor esta especie de super hombres (deben estar acostumbrados ya) porque cuando una horda de tipos descamisados nos pusimos a bailar y cantar la canción de Cazafantasmas (la cual no me sabía, y el baile menos) no pudieron más que menear la cabeza y alejarse con una sonrisa y cierto miedo.

Otra cosa bastante diferente es el horario, a las tres de la mañana y cuando la cosa ya se empezaba a poner bien de repente la música se paró y Guillaume se puso a vociferar en castellano debido a que su idioma materno no posee demasiadas palabrotas (eso da para otro blog), evidentemente la fiesta se había acabado.

Poco tardaron en decirnos los más avezados del lugar que la fiesta continuaba en el Kaàrf (sí, el sitio de las cervezas a sesenta céntimos). ¿Alguien se imagina que en una fiesta pueda pasar por en medio de un bar un hombre con un palmo de tortitas (de las de comer) sobre su antebrazo? ¿Y además regalándolas? En Francia es posible, igual que no son posibles otras cosas, como por ejemplo comerse un chocolate con churros revitalizante para irse a la cama.

Por lo demás, las cosas típicas de una fiesta española, mucha gente, mucho humo de tabaco, risas varias, música que te puede gustar o no y yo acostándome a las ocho de la mañana con los pies destrozados. Lo de siempre.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Cuando hemos dicho comentarios improcedentes antes de la Superbowl? Pero si estamos demasiado ocupados vaciando la máquina de cervezas!!!! Así que las francesas andan necesitadas... Claro con tanto gabacho por ahí..., Miky tenemos una misión

MariNa dijo...

t escribi un comentario en el otro post y no se ha publicao..tu blog m odia?xD. m alegro q por fin te hayas ido d fiesta y t hayas sentido un erasmus en toda regla. pero no entiendo que no hubiera buitreo, pq hasta en alemania lo hay,y dudo mucho que los franceses sean mas cerraos que los alemanitos. Costumbres :P
Besitos!!